03 enero, 2011

Fogata

Las llamas nos dicen cursis. Perdidos. Ilusos.

Nos llaman enamorados. Niños. Jóvenes.

Parece que somos personajes de algún cuento de hadas.

Príncipe y princesa.

O mejor, ELLA Y ÉL.

O mucho mejor, TÚ Y YO.

Todos los adjetivos y los sustantivos y los verbos se queman como troncos en la fogata. Surge un fuego cálido y hablante: las llamas susurran nuestros nombres, pero como las llamas son principiantes en la pronunciación del lenguaje, apenas crepitan las ramas. En un momento tu nombre se oye claro. En otro, el mío. En otro más, el de ambos.

Esta fogata que nos mira mientras nos damos un beso.

Que nos observa cálidamente / tiernamente / sinceramente / llameantemente.

 

Amor, prendamos otra fogata con el calor de nuestro amor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito pequeña! Que bonito de verdad.

Peyote dijo...

Oh! Está muy bonito.... Mi vida. Jaja.

Un tipo dijo...

No lo había pensado, pero el calor de las fogatas es muy similar al del amor. ¿Estarán llenas de él? Ummh.


Un saludo :D!

El as de picas dijo...

O.O

orale jajajaja lo interesante no es el tema es como lo cuentas ajajajaja
y luego la rola en frances (si es frances vdd) jajaja pensamientos extraños empiezan a llegar en fin

he regresado saludos

Míkel F. Deltoya dijo...

Definitivamente, mi contemporánea, eres una estudiante de letras, un abrazote, felices fiestas