09 enero, 2016

Los amores felices no tienen historia, como ya se sabe

"(...) una vez que hemos construido a ese hombre maravilloso en nuestra mente, sigue la tarea más difícil y más apasionante: volverse una misma esa mujer con la que ese hombre casi perfecto quiere estar. Y en eso estamos". Sexo chilango, de Mónica Braun


Tiene poco más de un año que logré entender que ser mujer tiene su mérito y ser hombre también, y que es completamente absurdo decir quién es mejor o quién merece más. Logré ver con terrible nitidez las creencias con las que había crecido: las niñas no se ven bien siendo rudas, los hombres no lloran, las mujeres nunca dan el primer paso, los hombres sólo quieren sexo (bueno, tal vez esto último tenga más de verdad que de creencia). Me di cuenta también de que las primeras en fomentar el machismo son las mujeres y no porque así lo quieran, sino porque así lo han aprendido y ni cuenta se dan. Y que es tremendamente difícil que tanto hombres como mujeres seamos adultos como exige la sociedad, pues esa sociedad está neurótica y atrapada en la propia burbuja de creencias que se ha ido forjando desde hace décadas y que cambia sutilmente con cada año que pasa.

Tras haber reflexionado eso, fue una verdadera delicia leer Sexo chilango de Mónica Braun. A través de textos breves (pues todos fueron publicados en una columna mensual de la revista Chilango) vamos conociendo a Mónica y a sus amigas, casi todas con más de treinta años, hermosas, profesionistas y, además, solteras. O con relaciones difíciles. O con relaciones etéreas. Pero todas, sí, en definitiva, lejos del "amor verdadero" o "el príncipe azul". Y eso para nada es una tragedia, o no totalmente, porque es uno de los riesgos que se corren cuando la mujer está dispuesta a reinventarse todas las veces que sean necesarias, cuando está dispuesta a dejar el cliché, el molde y la tradición, y ser ese humano libre, caótico y amoroso, pero no por eso irresponsable o mediocre, al que todos tenemos derecho, con el que todos soñamos, pero que pocos se atreven a alcanzar. Bueno, quizá ya no tan pocos. Sin duda, ya no pocas.

Mónica mezcla realidad y ficción al compartir diversos encuentros amorosos, anécdotas de grandes y pequeños amores, enseñanzas de abuelas que nunca pasan de moda, y que me dejaron si no con una sonrisa enorme de comprendo perfectamente esto, una mirada perdida en mis pensamientos de qué difícil, qué dolor, qué bello vivir.

Esta lectura llegó a cobijarme, disminuir mi drama y, además, empoderarme justo en el momento necesario. Y lo agradezco porque, acá entre nos, ya saben lo tormentosos que pueden llegar a ser los duelos amorosos.

Sí, el príncipe se fue porque para empezar nunca existió. Pero esa no es razón para dejar de trabajar en mí hasta ser lo más cercano a la mujer ideal del hombre ideal que aún sueño (que ya sé que probablemente no existe, pero por ahí debe existir alguno cercano a eso).Y todo esto, cabe aclarar, no tiene nada que ver con que necesite de alguien para estar bien, ser feliz o esas cosas. Lean Sexo Chilango, les digo, porque ahí queda claro que la mujer triunfa porque puede y quiere, y que más bien todo esto del amor es un derecho, un placer, un juego, un reto, una maravilla, una delicia que hay que probar mínimo una vez en la vida.

Corrijo, muchas veces en la vida.

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